jueves, 19 de noviembre de 2009

Los bonos de Carbono, ¿una alternativa viable o un simple negocio?

Calentamiento global. Gases de efecto invernadero. Países desarrollados. Países en vía de desarrollo. Cooperación. Compensación. Transferencia de tecnología. Bonos. Carbono. ¿Solución o intereses?


Los bonos de carbono, son una de las estrategias de mitigación para luchar contra el calentamiento global, establecidas por el protocolo de Kyoto. Lo que se busca es promover inversiones que reduzcan los gases de efecto invernadero(GEI), a través de la promoción y asistencia técnica de proyectos, que son costeados por aquellas naciones industrializados que tienen la obligación de reducir las emisiones para el 2012. Es decir, se trata de mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) según los cuales, los países del primer mundo pueden seguir liberando gases contaminantes a cambio de invertir en energías limpias en estados periféricos. Pero a veces, motivaciones particulares, provocan que no haya beneficios mutuos y que las empresas busquen sólo generar ingresos económicos.

Según Al Gore, ecologista y ex vicepresidente de Estados Unidos, se deben fortalecer estos mercados y así lo manifestó en su reciente visita a Buenos Aires. Esta postura también se evidencia en el departamento Argentino del Mecanismo para un desarrollo limpio (OAMDL), perteneciente a la Unidad de Cambio Climático que forma parte de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, según la cuál “el mercado de carbono es una oportunidad para generar ganancias globales eficientes y a su vez contribuir al desarrollo sostenible trayendo nuevas inversiones públicas y privadas en tecnologías limpias”.

Lo cierto, sin embargo, es que este mecanismo de compensación, no ha tenido los efectos deseados o al menos han sido limitados. En la Argentina, por ejemplo sólo se financian algunas propuestas para recuperar gas metano de los rellenos sanitarios. Al respecto, el ingeniero ambiental Federico Moyano, en la charla “bosques y cambio climático” efectuada el jueves 22 octubre, en el marco del XIII Congreso Forestal Mundial, señaló que “los proyectos forestales dentro del MDL han sido un fracaso, por la falta de continuidad y de seguimiento de los planes”, pero asimismo resaltó que hay buenas proyecciones .

Dentro de la misma conferencia, que tuvo como eje precisamente las nuevas oportunidades para los mercados forestales de carbono, y los bosques como activo financiero, también se planteó si los pequeños productores pueden acceder al sistema de bonos de carbono, y en este sentido, Martín Perrier, director y gerente de ONF Internacional (empresa mundial administradora de espacios forestales), señaló que “lo mejor es la agrupación de los pequeños propietarios, ya que si no es un riesgo para la confianza del mercado”.

El desarrollo de las actividades comerciales del Carbono, no obstante, también experimenta posturas en contra. Es el caso de Greenpeace, que en su momento expuso objeciones al proyecto de la fundación alemana Prima Klima en la provincia de Chubut( iniciativa que se remonta a 1999), y en una de las razones alegó que “los bonos de carbono constituyen un verdadero fraude como método de mitigación de gases de efecto invernadero”. Además denunció que “los sumideros destruirán la validez de los acuerdos de reducción de este tipo de gases y con ello se agravarán los impactos del cambio climático”. La organización se opone sobre todo a que la “deforestación evitada” sea incorporada a los MDL, y advierte que los mismos deben concentrarse solamente en “ la introducción de fuentes energéticas limpias y renovables”. De la misma manera, la ONG Amigos de la Tierra considera que este dispositivo, “le permite a los países ricos seguir contaminando y es un distracción sobre el problema real, más que un alivio al medio ambiente”.

Lucas Morado, periodista de Perfil, asevera que “en sí, los bonos de carbono son una alternativa positiva, pero habría un mercado negro para hacer negocios millonarios”. En este punto se sostiene en las duras declaraciones de Raúl Estrada Oyuela, miembro del grupo de expertos en flujos financieros del Protocolo de Kyoto: “desde la Secretaría de Medio Ambiente se aprobaron y promueven proyectos que no sirven para nada, salvo para los beneficios económicos de las empresas que los impulsan”, denunció. Se trataría de programas que no cumplen lo estipulado para que se presente la cooperación, y ese es el epicentro de las criticas. Según Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace, los MDL exigen que haya “beneficios reales, mensurables, a largo plazo y que se contribuya al logro del desarrollo sostenible del país anfitrión.
Pero esto no sucede en la Argentina, ya que se está trabajando para las corporaciones”, apuntó.

Una de las últimas iniciativas de MDL a realizarse en la Argentina y que ya fue aprobada por Medio Ambiente, es la del Ceamse, empresa que firmó un contrato con una compañía holandesa por el cual para 2010 deberán reducirse 10 millones de toneladas de metano. El problema radica en que esto lo harán quemándolo, por lo cuál no supone ninguna transferencia técnica o tecnológica, como se ha establecido y este es precisamente el blanco de los cuestionamientos.

A pesar de esto, Christian Rockemann, economista, señaló en la charla mencionada del Congreso Forestal Mundial, que es fundamental “ utilizar la inteligencia de los mercados financieros, en los bosques y posibilitar el ingreso del capital privado en el sector”. Asimismo Oliver Mushiete, director de un plan de reforestación en la meseta de Batéké, en la República Democrática del Congo, remarcó que “el éxito de estos proyectos consiste en combinar precisamente: capitales financieros, la comunidad local, el aspecto de la tierra, y conocimientos tecnológicos”. A esto añadió que “hay que establecer un mercado equilibrado, ya que la ausencia del mismo presenta problemas estructurales”.

Las emisiones de gases de efecto invernadero, producidos mayoritariamente por los países desarrollados y la posible reducción de las mismas, es una cuestión que se debate desde hace mucho tiempo. Los bonos de carbono son una alternativa siempre y cuando se realicen los procedimientos necesarios para determinar beneficios y la real transferencia de tecnología. En cualquier caso falta muy poco para que se discuta en Copenhague, Dinamarca, un nuevo límite a su producción y se fijen nuevas medidas a tomar en conjunto.

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