viernes, 19 de febrero de 2010

Crédito a la esperanza


Por Diego Yañez y Agustín Vázquez

Sin contar con un marco regulatorio adecuado, en la Argentina hay alrededor de 100 instituciones que otorgan pequeños préstamos a más de 40 mil personas de bajos recursos para que desarrollen emprendimientos personales y puedan mejorar su situación económica. El sistema, basado en la confianza y en el vínculo humano, aún no se ha desarrollado completamente en el país, pero sí es muy exitoso en Bolivia y Perú, por ejemplo.


Entrevista a Tomás Raffo ( economista y trabaja con el diputado Nacional Claudio Lozano)


¿Cree que sirven los microcréditos para mejorar los indicadores de pobreza?
Los microcréditos ayudan a reducir la pobreza y a mejorar la condición de las personas en situación de vulnerabilidad, pero considero que esta herramienta debe esta acompañada de una serie de políticas integrales si el objetivo es modificar los estándares de pobreza estructural como los que hay en la Argentina. En este sentido, yo digo que hay una conocida frase que sirve para entender esto mejor: “Si tiene hambre, no le des pescado, enséñale a pescar”. A eso yo le agregaría que además hay que llenar de peces el río, lo que equivale a decir que es necesario ampliar el mercado para los microemprendedores.

¿De qué manera afecta la crisis financiera mundial a la oferta de microcréditos?
No creo que haya una incidencia demasiado fuerte. En el caso local, la realidad muestra que en Argentina el microcrédito casi no existe en comparación con otros países. Y en aquellos lugares donde el sistema está más afianzado, las microfinanzas están asociados fundamentalmente a fondos públicos.

¿Qué podría hacer el sector público para profundizar este tipo de política?
Yo creo que se debería regular el sistema financiero en su conjunto. Se podrían centralizar los depósitos y canalizar el ahorro para que, de esa manera, el dinero se utilice de acuerdo a los objetivos planteados en un programa integral, que incluiría a los microcréditos.


Entrevista a Gustavo Mascías. Presidente de Mujeres 2000, que brinda microcréditos a 150 emprendedores en la localidad bonaerense de General Pacheco


-¿Cuáles son las proyecciones que tienen en cuánto a la evolución de los microcréditos en la Argentina y las perspectivas de crecimiento de Mujeres 2000?
En la Argentina el sector crece desde distintos ámbitos. Es necesario distinguir entre las organizaciones que buscan la rentabilidad financiera de aquellas que asumen la temática desde un enfoque netamente social. Las que forman parte del primer grupo buscan extender su servicio desde una lógica financiera, con lo cual la evolución apunta a contener a los 440.000 potenciales clientes del conurbano bonaerense. En cambio, Mujeres 2000 trabaja con un enfoque muy singular, en el que no pretendemos lograr un gran crecimiento en escala como se acostumbra en el sector de las microfinazas, sino que nos pretendemos mejorar la calidad del servicio que prestamos, atendiendo las necesidades que puede tener una emprendedora de bajos recursos. Por este motivo, apuntamos a ofrecer un mejor seguimiento a las emprendedoras a través de distintas herramientas que les permita conocer de un modo más eficaz los ingresos y egresos de su actividad. Entonces, si bien queremos que haya un crecimiento en escala extendiendo la ayuda a otro barrio en provincia de Buenos Aires, buscamos un crecimiento cualitativo en el servicio.

-¿Por qué hay escaso marco regulatorio de las microfinanzas en la Argentina?
Si bien el microcrédito ha dejado de ser una novedad, el fenómeno en la Argentina es muy incipiente. En países como Bolivia, el sector ya tiene más de 25 años de desarrollo y allí sí hay un marco legal. Por este motivo es razonable que aún no haya acá iniciativas concretas en cuanto a marco regulatorio refiere.

-¿El Estado debería actuar frente a los microcréditos de manera directa o fortalecer a las ONG´s?
En la actualidad el Estado busca fortalecer a las instituciones que asumen esta tarea desde una perspectiva social y lo hace a través de la Comisión Nacional de Microcréditos (CoNaMi) y del ministerio De Desarrollo de la Nación. De este modo manifiesta una posición muy clara frente al fenómeno: busca subsidiar la tasa de interés, evitando así que el segmento más pobre de la población cuente con un servicio que paradójicamente es muy costoso. Un ejemplo gráfico sobre esto son los programas que trabajan con un 80 por ciento de intereses en sus préstamos, con la finalidad de cobrarle al pobre los costos de la operatoria y del servicio. Desde mujeres 2000 creemos que este tipo de iniciativas desdibujan las virtudes de una herramienta que necesariamente debe apuntar al segmento más vulnerable, razón por la cual se debe tener en cuenta las condiciones del acceso que el pobre tiene.

- ¿Cómo se financia Mujeres 2000?
Nosotros hacemos una distinción entre fondos de estructura -costos operativos- y los que son para microcréditos. Éstos últimos los obtenemos del apoyo de otras instituciones, como el ministerio de Desarrollo y la Fundación Banco Provincia. Los costos de la estructura los cubrimos con donaciones de empresas y particulares. Esto es así ya que no pretendemos cubrir los costos del programa con la tasa de interés, por eso trabajamos con fondos para subsidiar la cartera de préstamos.

-¿La crisis financiera internacional repercute en el otorgamiento de los microcréditos?
Por ahora no.

-¿Los micro créditos realmente sirven para reducir la pobreza?
No. El microcrédito es una gran herramienta pero creer que un préstamo de entre 500 y 2000 pesos saca a una persona de su situación de pobreza no resiste el menor análisis. La pobreza es un fenómeno demasiado complejo como para creer que sólo se resuelve desde la garantía de ingresos sostenibles a mediano o largo plazo. Es una gran herramienta de empoderamiento y de promoción humana, siempre cuidando que redunde en una mejora en la calidad de vida que genere, entre otras cosas, una actividad productiva sostenible. Además, se busca trabajar con el segmento más pobre, con aquellas mujeres que están empezando una actividad, con lo cual en algunas oportunidades el microcrédito cumple un papel accesorio.

-¿Los subsidios gubernamentales no reembolsables son un obstáculo para los microemprendimientos?
Siempre y cuando estemos hablando de subsidios a instituciones que prestan el servicio, no veo por qué puedan llegar a serlo. Insisto, si se busca trabajar con el segmento más pobre, las condiciones son de extrema vulnerabilidad, así que en ese contexto los subsidios tienen un papel más que importante.

-¿Cómo es el primer abordaje que hacen cuando se expanden a un nuevo barrio?
Siempre llegamos a través de un referente, generalmente el párroco de la zona. Se difunde la propuesta en el barrio con carteles y visitando las casas de los vecinos. El proceso para ingresar al programa toma alrededor de dos meses, durante los cuales las mujeres interesadas trabajan en el armado del emprendimiento. La intención es evaluar en primer lugar la viabilidad del mismo y, en segunda instancia, la rentabilidad a largo plazo que el emprendimiento le va a reportar a la emprendedora.

-Mujeres 2000 se caracteriza por lo que llaman grupos solidarios, ¿cuál es la diferencia por ejemplo con los Bancos Comunales de otras ONG´s?
Los grupos son más reducidos. Los integran cinco emprendedoras, cada una con su idea de emprendimiento. Los préstamos son exclusivamente para proyectos productivos y comerciales, y las cuotas son a 39 semanas. Con ello buscamos que la devolución del préstamo no sea un obstáculo a la hora de desarrollar la actividad. El primer préstamo tiene un monto máximo de 500 pesos, con un 20 por ciento de interés sobre el capital. No trabajamos con ahorro forzoso, creemos que es una forma encubierta de capitalizar a las organizaciones que buscan en esto la rentabilidad a través de una visión de negocios.