martes, 1 de noviembre de 2011

El nuevo jefe del BCE, en la mira

La canciller alemana, Angela Merkel, miró de manera cómplice al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y ambos sonrieron. Poco antes, un periodista les había preguntado si confiaban en el plan de ajuste de Italia. Esta escena ocurrida el domingo pasado en una rueda de prensa refleja la devaluada reputación del gobierno de Silvio Berlusconi que afecta incluso la imagen del también italiano Mario Draghi, quien asumirá hoy la conducción del Banco Central Europeo (BCE) en reemplazo del francés Jean- Claude Trichet y cuyas aptitudes han sido puestas en duda.


“La elección de Draghi encontró una fuerte resistencia de Berlín, que no aprobaba la idea de que el BCE fuese presidido por el director del Banco de Italia. Draghi necesita convencer a sus detractores y eso implica que no podrá establecer un rol más activo del BCE para afrontar la crisis. Necesita mostrar credibilidad en Frankfurt (sede del BCE)”, expresó Simone Bertoli, experto del Instituto Universitario Europeo. Para Draghi, de 63 años, el ser italiano significa una carga, en momentos en que su país atraviesa una delicada situación económica y está siendo presionado por sus socios europeos para que sanee sus cuentas públicas.

El analista del Centro Europeo de Política Janis A. Emmanouilidis coincidió en que existe el prejuicio de que el desempeño de Draghi se verá condicionado por su nacionalidad, sin embargo afirmó que “los que lo conocen bien dirían que es mucho más alemán que italiano”.

Previo a su elección, Draghi se esforzó por convencer a los alemanes de que controlará la inflación, principal función del BCE, y que para ello mantendrá o subirá las tasas de interés. Para España y la misma Italia estas no son buenas noticias porque afectará la recuperación de sus economías.

Sin embargo, Draghi anunció hace pocos días que también continuará con la política no convencional a que le valió duras críticas a su antecesor por estar fuera de lo establecido en la Carta Orgánica del BCE: la compra de bonos de los países con la situación económica más frágil (Grecia, Portugal e Irlanda).

Es que, como aclaró el especialista en economía internacional de la Universidad de San Andrés Roberto Bouzas, “a diferencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) que tiene dos objetivos de política, estabilidad de precios y pleno empleo, el BCE se encarga sólo de la primera”. Dicho de otro modo, la entidad monetaria europea no cuenta con las herramientas de su par norteamericana para asumir un rol más activo ante la crisis económica, en la que el papel del gobierno italiano ha sido cuestionado.

Este cuestionamiento se ha extendido a Draghi, que asumirá su nueva función como si las trompadas que hubo antes de ayer en el parlamento italiano, producto de las discusiones por los recortes económicos, también lo hubieran golpeado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena nota!
Saludos!