Los piratas cada vez más cerca de la acción; el Royale los espera ansiosos (Artículo publicado en Siminforma)

Cuenta la leyenda, que unos señores de rimbombantes y circulares frases, apodados con el nombre de piratas, se encontraron un día, para jugar un partido de póquer. Hábiles oradores, habían esperado cuatro largos años, para este gran partido, que convoca a toda una nación.

A medida que se iba acercando la noche, empezaron a salir lentamente de su guarida. El sol se iba ocultando y los jugadores se movían sigilosamente escudados por la oscuridad, que lo único que permitía vislumbrar era sombras; pero cada uno mantenía sus secretos intactos.

El camino hacía el majestuoso Royale era largo, y aún había tiempo, claro está, para definir nuevas estrategias y tácticas, sumando nuevos aficionados a su paso, después de todo no era lo mismo jugar de locales que de visitantes.

Al ver tamaños jugadores, y manejarse distintos rangos de apuestas y poder, lógicamente se formaron dos mesas. Mucho tiempo había pasado, para conocer la disposición física de estás, pero prácticamente todas las dudas parecían disiparse, aunque estos hombres tienen siempre algo guardado bajo el as de la manga.

Uno de los jugadores favoritos para quedarse con la mano decisiva, parecía perdido. De pronto se encontraba con su característica camiseta de Boca Juniors, repartiendo bolsas de basura lejos de sus dominios habituales. Mientras que uno de sus contrincantes directos se preocupaba por la cultura, dando un discurso inaugural, en lo que fue conocido como la noche de las librerías. Además este sujeto vestido elegantemente como acostumbra, con un tono sutil y afrancesado pidió por una Posséder police.

Llegado el momento de la presentación del partido, se encontraron, mesa de por medio los distintos jugadores. Miradas desafiantes y sonrisas superfluas abundaban en el lugar. Ya estaban todos listos pero faltaba alguien...

Un hombre con el saco desprendido, arribó con su mujer, tarde al lugar. No es de sorprenderse, está presentación no se puede efectuar sin él, y además la puntualidad no es su materia favorita. Todavía no han definido quien se presentará en la mesa principal, pero algo es sabido, importa mucho la opinión del público para determinarlo.

Con gestos de irritación el señor del saco desprendido, se quejó de inmediato, pues no estaba la alfombra roja que había pedido para su recibimiento. Sin dudarlo ni un instante dos señores que no paraban de seguirlo y susurrarle palabras al oído, se tiraron al suelo haciendo de felpudo. Estos hombres con sus inconfundibles bigotes, no quieren presenciar el juego decisivo desde afuera, e intentan mimetizarse con el hombre del traje desprendido aunque aún falte mucho tiempo.

La gran atención esta en la mesa principal. Los grandes favoritos son el hombre del traje desprendido (último ganador del concurso) o su mujer. Se miran, y estudian a sus rivales, están pensando en la manera de desacreditarlos. Cuando de repente..

La luz se apagó, provocando miradas de incredibilidad. Al parecer las fuertes lluvias, fueron demasiado para el sistema eléctrico. Se pueden observar movimientos vertiginosos, todos quieren aprovechar la ocasión. Y cuando vuelve la luz...


El señor que dejó la calculadora y los libros de economía para sumirse a este juego y salir de trampas, está conversando fluidamente con el hombre de la camiseta de Boca Juniors, también llamado ingeniero. Al parecer le esta dando unas últimas palabras de aliento, mientras los mira de manera atónita y hasta desesperanzada un jugador que cada vez parece estar más relegado. Además hace tiempo que no interpreta de manera adecuada el juego; se trata de un señor también apasionado por la economía y de bigotes que acentúan su edad.

Después de todo lo sucedido, el silencio se hizo presente, para recibir a los escribanos, más conocidos como los jueces. Tenían la misión de dar las reglas del partido, pero alguien no estuvo de acuerdo con ellos. El último ganador salió a criticarlos, por las tareas desempeñadas hasta el momento. "Agilishen", se escuchó de manera rotunda en el medio del silencio.

Los jueces perdieron reputación. Y se evidenció aún más que el señor del saco desprendido y último ganador del gran torneo controla la caja de la mano decisiva. Las reglas y los tiempos por lo visto, las pone él...

Aún falta tiempo para la mano decisiva que coronará al o rey. Pero es sabido que no quiere salirse de su silla, el último ganador y por ahora tiene todas las de ganar, en un juego que controla desde hace mucho tiempo.

(Artículo publicado en Siminforma edición número 176. Pidanlo en cualquier farmacia Simi)